domingo, 23 de marzo de 2014

¿Cómo respondes a los hechos que te presenta la vida?



El neurólogo y psiquiatra austríaco, Viktor Frankl (1905-1997), fundador de la Logoterapia, sobreviviente a los campos de concentración nazi, analizó profundamente los conflictos humanos haciendo hincapié en nuestra actitud frente a la vida. 
Ante esto formuló la frase: "Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos y después, enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros".
La vida, a diario, nos enfrenta con situaciones nuevas, inesperadas, y frecuentemente, el ser humano tiende a quejarse de ellas si siente que pierde el control sobre las mismas.
Uno de los aspectos a tener en cuenta en que la realidad es como es y no se trata de cambiar los hechos que debemos afrontar, sino que sí podemos elegir nuestra actitud ante estas situaciones.
La vida espera nuestra respuesta, espera algo de nosotros y está en nuestro ser más íntimo tratar de encontrar la respuesta adecuada para ello. Se trata de responder, es decir, tener la habilidad para dar una respuesta a esa situación concreta, en ello reside la responsabilidad. 
Uno es irresponsable si no tiene la habilidad, la capacidad, para dar una respuesta a un hecho concreto, ya sea por temor, inmadurez, egoísmo, falta de confianza en sí mismo, entre varios factores.
Teniendo esto presente podemos decir que somos responsable cuando nos tomamos un tiempo para pensar, reflexionar, mirar nuestro interior y tratar de identificar aquellas fortalezas con las que contamos para responder, así como ser autocríticos e identificar nuestras debilidades, para poder pedir ayuda en el momento preciso y fortalecernos, a fin de dar una respuesta al hecho que la vida nos presenta.
No se trata de cambiar la vida ni las situaciones que ella nos presenta, sino intentar conocernos más profundamente y cambiar nosotros junto con el fluir de la existencia.
¿Qué situaciones difíciles consideras que la vida te ha presentado? ¿Qué herramientas identificaste en ti mismo para dar una respuesta? ¿Sientes que ha quedado algo pendiente que te gustaría resolver pero no has logrado encontrar la respuesta para ello?
Te invito a escribir, en un breve relato o comentario personal, tu historia, real o inventada, sobre las actitudes que has debido tomar frente a alguna situación difícil que la vida te ha presentado.
Envíalo a anamartinezeguren@gmail.com y, manteniendo siempre tus datos personales en el anonimato, luego lo colgamos en el blog, ¿te parece?.
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sábado, 22 de marzo de 2014

Cuenta tus victorias... y no olvides las derrotas.


El ensayista, novelista y, gran Maestro, José Saramago afirmaba:  "La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva".
Nuestra sociedad tiende a inculcarnos, desde pequeños, que debemos enfocarnos en nuestros logros, en conseguir la meta, en disfrutar de la victoria.
Pero ya nos alertaba Saramago... la relatividad de los hechos de la vida. Una victoria es gratificante, alentadora, nos motiva a seguir la consecución de otras metas, pero debemos tener presente que no es definitiva. Una vez logrado ese objetivo puede decaer o simplemente deberemos seguir empleando energía para mantenerlo, así como contratar aún más para lograr objetivos aún más altos.
Y así como la victoria no es definitiva, tampoco lo es la derrota ¡por suerte!
Ésta última es una gran aliada nuestra porque, como bien se conoce la frase de Nietzche, "lo que no me mata, me hace más fuerte". Es una piedra en el camino que nos permite detenernos, reflexionar, tomar distancia con la situación para no implicarnos y perder objetividad, hacer acopio de nuevas fuerzas y retomar la ruta que nos habíamos fijado. Quizá sea una oportunidad para releer las señales del camino, para enderezar alguna que otra flecha torcida, secarnos la transpiración y limpiar las suelas de los zapatos, para continuar renovados el resto del camino.
¿Cómo ha sido tu historia con las derrotas? ¿Cómo lograste resignificar una derrota en una victoria? 
Anímate a poner por escrito, en breves frases, tu historia, real o inventada, sobre la resignificación de las derrotas personales. 
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¿Cómo he superado una tormenta?


El novelista Haruki Murakami, es su obra Kafka en la orilla, menciona respecto a las vicisitudes de la vida:
"A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con a Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí solo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta. 
Y tú en verdad la atravesarás, claro está. La violenta tormenta de arena. La tormenta de arena metafísica y simbólica. Pero por más metafísica y simbólica que sea, te rasgará cruelmente la carne como si de mil cuchillas se tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tu, asimismo, derramarás allí la tuya. Sangre caliente y roja. Y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre y, también, la sangre de los demás. 
Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tu no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa si quedara clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena." 

Todos hemos sido protagonistas de tormentas que el destino ha puesto en nuestro camino. Y algunas nos habrán llevado un buen tiempo consigo, haciéndonos sentir enajenados, confusos, inquietos, fuera de eje por completo; otras nos habrán provocado un intenso y fuerte impacto, pero como una lluvia de verano, nos mojó por unos escasos minutos y abruptamente dio paso al sol para que nos secara y pudiéramos continuar con los días de nuestra vida.
Algunos emprenden la retirada ni  bien ven los primeros signos de la tempestad, otros buscan refugio en la proximidad, hay quienes buscan compañía para aliviar el miedo a la soledad. 
Cada uno tiene su propia manera de hacer frente, o huir, a sus tempestades personales.
¿Cuál es la tuya? ¿Cuáles han sido tus estrategias para intentar salir ileso ante una tempestad de índole emocional?
¿Te animas a escribir, una breve composición, real o inventada, sobre este tópico?
La envías a anamartinezeguren@gmail.com y, conservando tus datos en el anonimato, la colgamos al blog, ¿te parece?
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